Entrenar Ultimate
Practicar un deporte de manera constante para tratar de llegar a un nivel competitivo es todo un desafío, en especial cuando las bases técnicas son nulas y cuando la edad se convierte en una variable negativa para el proceso de aprendizaje, así empecé a entrenar ultimate frisbee.
En Medellín ciudad donde me radiqué al regresar a Colombia, encontré un equipo con el cual me sentí identificado de inmediato, Huracán Disco Volador.
Llegaba a mi primer entrenamiento con toda la confianza de tener un buen nivel, alcanzado durante mi época de aficionado, descubrí que contaba con buena velocidad y capacidad de reacción, pero carecía de conocimientos técnicos sólidos y sobre todo, no conocía, en absoluto, la gran variedad de elementos tácticos que se emplean en el Ultimate Frisbee.
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El entrenamiento constante y consiente genera una sensación de confianza, requerida en los momentos de competencia.
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En mis primeros meses de entrenamiento, tuve que romper esquemas y comprender las formaciones básicas del juego, descubrí que en realidad existen distintas posiciones ocupadas por jugadores con específicas habilidades y condiciones físicas.
El proceso de adaptación no fue fácil, debido a que en mi época de aficionado en Kabul yo solía correr por todo el campo detrás del disco, buscando recibir y pasar lo más pronto posible; ahora debía dejar las ansias por tratar de recibir el disco siempre y aprender las cosas que se deben hacer cuando no se le tiene en la mano.
Terminología Ultimate

Toda una nueva terminología emergió para mi durante los entrenamientos, un lenguaje común y universal en el ultimate:
El corte, el pull, el preciado callahan, dump/swing, el siempre apurado “switch, switch”, defensa en zona, personal o copa, los gritos de mis compañeros “no ensucie” o “limpie”, “barra, barra”, en fin, en ultimate hasta se puede “volar”.
El lenguaje no verbal es igualmente importante, los ojos que se abren para avisar que esperan tu corte con un desmarque previo, o las señas cómplices entre armadores y/o el entrenador.
Esa comprensión solo se da al entrenar con tus compañeros de manera consiente, con constancia, disciplina y mucha concentración, semana a semana se logra compaginar de manera extraordinaria con tus compañeros de equipo.
El entrenamiento constante y consiente genera una sensación de confianza, requerida en los momentos de competencia. Por lo tanto, se debe identificar aquellos aspectos por mejorar y dedicar tiempo fuera de los entrenamientos para hacerlo.
En mi caso uno de esos aspectos era el lanzamiento. Dedique bastante tiempo en revisar tutoriales, salir con 12 o 13 discos a lanzar solo, una y otra vez para poder estar a la altura de mis compañeros y ser tenido en cuenta en las competencias.
Las recompensas del entrenamiento fuerte son incalculables, observar como desarrollas capacidades, a pesar de ciertas limitaciones, genera satisfacciones difíciles de encontrar en otras actividades de la vida y de seguro una gran diferencia con la práctica de un deporte a nivel aficionado.
Lo más especial son los lazos que generas con tus compañeros de equipo, definitivamente una experiencia única que te marca la vida.

